Dominada por la lógica del beneficio privado y restringido, nuestra ciudad se hace cada día más irrespirable, más invivible, más incomunicable. En la era de las telecomunicaciones, vivimos en una ciudad de mónadas aisladas unas de otras. La velocidad del tránsito de personas y mensajes nos impiden saborearlos (las personas y los mensajes) tal y como se merecen. Cada vez hay más transporte pero menos movimiento. Cada vez hay más gente y objetos que hablan, más aún, gritan, pero también menos comunicación y menos entendimiento.
En una ciudad en la que por todo hay que pagar, abrir un espacio de calma y de movimiento, de silencio y a la vez de escucha, un espacio de gratuidad y de gratitud, es un acto en sí mismo subversivo.
Celebramos el uso de la bicicleta como medio para movernos, para hacerlo colectivamente, y celebramos la libertad de poder hablar con nuestras personas queridas sin necesidad de pagar por ello...
Fdo.:
un@ del patio maravillas – madrid
www.patiomaravillas.net
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